A veces creemos, o queremos creer que algo será para siempre. Nos confiamos de que ese algo no se va a acabar nunca, pero eso lo único que hace es agrandar la posterior decepción. Ya sea una relación o una amistad, todo termina, y es mejor tenerlo bien claro. Lo peor es acostumbrarse a alguien, porque después esa persona se acaba cansando de ti, de repente te deja de hablar y tú empiezas a darle vueltas y vueltas a la cabeza pensando ''¿qué he hecho mal?'' cuando no tienes la culpa de nada. Intentas arreglarlo para que todo vuelva a ser como antes, haces como si nada hubiera pasado, pero es imposible, todo ha cambiado entre vosotros, él ha cambiado, ha decidido que no te quiere más en su vida y tú lo único que puedes hacer es sentarte a llorar y maldecir el día en que le hablaste, el día en que le dijiste ''te quiero'', el día que le besaste, porque sabes que si nada de eso hubiera pasado ahora no estarías así, llorando por una persona a la que ni siquiera importas ya. Por eso, aunque duela hay que tenerlo muy claro ''el infinito no existe''.
